El Arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos llamó al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla a dialogar sobre la situación de violencia que vive Michoacán, debido a la falta de respuesta del Ejecutivo para organizar los esfuerzos religiosos y civiles en una estrategia conjunta para pacificar a la entidad.
A dónde sea asistiré a dialogar, dijo el líder religioso.
En entrevista, señaló que seguirá insistiendo en el diálogo con el gobierno federal, los empresarios, la sociedad civil y la academia, para analizar la realidad sobre la crisis de violencia, así como las alternativas para hacerle frente.
“Quien nos puede decir cómo está la situación es él. Yo seguiré invitando al gobernador para que nos sentemos a dialogar con la iglesia católica, con el Consejo Interreligioso, con el Consejo Michoacano para la Construcción de la Paz y la Reconciliación. Sigo llamando al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla a que nos sentemos a dialogar y que él me diga como gobernante del estado de Michoacán en qué le podemos apoyar”.
Este domingo apareció el arzobispo moreliano en la portada de la Revista Proceso, en el que advierte que la violencia está a la vista y se agudiza en las fronteras de los estados por el crimen organizado, como sucede en Michoacán.
En la entrevista destacó que esta situación se mantiene como un desafío para los tres niveles de gobierno.
“A mí me tocó estar concretamente en Guerrero y ahora en Michoacán y desde los 2 estados la violencia está a la vista y creo que sigue siendo un desafío para el gobierno, de los tres niveles, para las iglesias que queremos colaborar y aportar, para la construcción de la paz y para la sociedad civil que sufre las consecuencias de la violencia”.
Detalló que en los próximos meses viajará a Roma, junto al Episcopado Mexicano, para informar al Papa Francisco sobre la violencia que “se ha recalcitrado en México” y los esfuerzos que, como iglesia, se realizan.
“Lo que vamos a llevar al Papa pero que vamos a llevar presencialmente con él, en tres grupos por parte del Episcopado Mexicano, es a presentar el informe de la visita ad limina, que es un informe que los obispos por derecho tenemos que presentar cada 5 años y en este caso lo estamos presentando con 7 años de diferencia”.