La semana pasada William Barr, ex fiscal general de los Estados Unidos de América, señaló que el gobierno de México perdió el control del país, ante la violencia generada por los cárteles.
En entrevista, aseguró que la seguridad en la frontera era una de las “preocupaciones principales” en la época en la cual era presidente Donald Trump; subrayó: “Fui allí un par de veces para ver si podíamos endurecer la columna vertebral de este presidente (Andrés Manuel López Obrador) que cree en los abrazos, no en las balas, y está perdiendo”.
En esta misma entrevista, soltó una frase lapidaria, y que parece un vaticinio más que diagnóstico, dijo que “lo que siempre me ha preocupado es que el gobierno de México vaya a compartir la soberanía con los cárteles y llegar a un modus vivendi con ellos”.
No es cosa menor esta visión, pues se trataba del encargado de procurar seguridad a los ciudadanos de uno de los países más poderosos del mundo, quienes volteaban al sur de sus fronteras con incertidumbre, pues el poder de los cárteles es incalculable, tanto en materia de recursos financieros, como en sus redes dentro de los poderes públicos.
Hay un punto en que ya no sabemos cuál soberanía está defendiendo el presidente López Obrador. Él ha dicho en múltiples ocasiones, que no aceptó la ayuda de Donald Trump para enfrentar e investigar la masacre ocurrida en contra de mi familia en 2019; en su momento y hasta hoy, dice defender la soberanía del país, pero todo indica que lo que quiere decir es que “con nuestros narcos nadie se mete”.
Pero este tema comenzará a ser utilizado de diferente manera. En las próximas elecciones es Estados Unidos, muy seguramente una de las ofertas y compromisos será aumentar la seguridad en la frontera con México, pero aquí, si tenemos líderes que estén a la altura de las circunstancias, lo verían como algo positivo.
Combatir a los cárteles y la inseguridad en la frontera podría ser mucho más que una promesa de campaña de los candidatos estadounidenses, llegaría a ser una gran noticia para México, siempre y cuando se pongan sobre la mesa, con toda claridad y responsabilidad, el tipo de apoyo, el financiamiento e inteligencia para hacer frente a un mal que nos tiene sometidos como país.
Este tema de la seguridad binacional se la están tomando más en serio en Estados Unidos que en México. No es casualidad que Antony Blinken, secretario de Estado, haya externado su preocupación por los asesinatos de periodistas en México.
Pero la respuesta más común y que no da esperanzas, es que el Presidente López Obrador ha señalado al gobierno de Joe Biden como injerencista. Cabe mencionar el también conflicto que sostiene por el tema de la Reforma Eléctrica, y es que el Embajador Ken Salazar ha señalado que traerá consecuencias “caras y sucias”.
Lo que debería estar discutiéndose es cómo México y Estados Unidos, implementan una buena estrategia que pueda beneficiar a los dos países, porque aquí todos pueden ganar. Pero desafortunadamente, lo que faltan son líderes con visión y más determinación.