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“A mi hija Jessica nunca se le va a hacer justicia”…

Para esta familia no hay justicia, a 4 meses y 6 días de que Jessica González Villaseñor murió asesinada por un golpe en el cráneo, víctima de numerosos golpes en el cuerpo y de violencia sexual, el proceso judicial continúa y el dolor por la pérdida sigue abierta.

En el hogar, dos fotografías de la joven de 21 años de edad, de mirada dulce y sonrisa franca, rodeadas por imágenes religiosas y unas veladoras, la recuerdan cada día.

El altar se encuentra en el comedor, donde la familia González Villaseñor , aprovechaba para compartir a diario. Su madre, Verónica Villaseñor y su hermano Cristo, sonríen cuando traen a la memoria a Jessica, gustosa de la música de banda, con poca destreza para el baile y para el canto, pero llena de inquietudes como muchas jóvenes de su edad.

Su madre, asegura que Jessica vivía sin miedos, anhelante de concluir su preparación académica como maestra de Primaria; había concluido su licenciatura en junio del 2020, se había titulado y ahora tramitaba una maestría.

Se encontraba al frente de un grupo en Salvatierra, Guanajuato, donde trabajaba vía remota debido a la pandemia.

Recuerda que la joven no tenía pareja, en un tema que era parte de las bromas familiares.

“Cuando nos juntábamos con los amigos, por ejemplo, en este diciembre, que las 12 uvas, todos decíamos, esta uva va por Jessi que consiga pareja, porque Jessi no había tenido ninguna relación, no tenía novio, no, nada”.


Había conocido a Diego Urik N., vinculado a proceso como presunto responsable de su feminicidio, 4 años atrás, en un festival de música que se realizó en la zona de Altozano; calcula que a partir de entonces se saludaban, pero fue hasta febrero pasado que el joven de 18 años de edad, comenzó a buscarla y salió con ella 4 veces.

“De este niño, una ocasión que me dijo, que lo había conocido y que lo conoció allá y que de vez en cuando, cuando iban con las amigas a “x” lugar coincidían, pero nada más que se veían, que solo sabían que se conocían, pero de que estuvieran conviviendo en un lugar no. Lo que sé ahora es que en febrero él le empieza a mandar mensajes y que cuando salen, esta era la quinta ocasión que salía con él”.

En su quinta salida, Jessica fue asesinada, su cuerpo fue localizado a 500 metros de la barda perimetral del fraccionamiento Monarca en Morelia, estaba semidesnuda y con los genitales expuestos. Con numerosos golpes y escoriaciones en prácticamente toda su anatomía. Incluso una herida intravaginal y con muestras de violación sexual.

Martín González Velázquez, padre de Jessica, acompañaba los operativos, en los que finalmente localizaron el cuerpo de la joven, pero el hombre de 50 años no pudo verla en el lugar de los hechos.

La joven fue identificada por su hermano Cristo que, en acuerdo con su familia, no sólo tenía como propósito confirmar que se trataba de Jessica, sino buscaba conocer más información sobre lo ocurrido.

“Era parte del proceso que se tenía que seguir para que pudieran entregar el cuerpo, no lo tomas como algo tan a pecho, no te quedas con eso, pero era importante para nosotros, para saber tener más información sobre todo esto”.

A partir de entonces, la vida de esta familia se transformó, entre el dolor y la indignación, comenzó una peregrinación entre oficinas de juzgados y la Fiscalía Especializada en feminicidios que lleva el caso.

Las lágrimas se secaron para dar paso a la burocracia, en la que esta madre no está dispuesta a dar ni un paso atrás, en la exigencia de que al presunto feminicida se le dé una pena “que sea ejemplo” para que otros jóvenes no repitan esta conducta criminal.

“Todo lo que está en mis manos lo voy a hacer y si en mis manos está perdonarle o lo que sea para que a él le den menos años no lo voy a hacer, si en mis manos está estar en la Fiscalía día y noche, yo le dije a la Fiscal, estoy así, a nada de comprarme una casa de campaña y venirme aquí, porque eso sí está en mis manos y lo voy a hacer”.

Por primera vez desde el asesinato de su hija, Verónica permite el ingreso de los medios de comunicación al hogar que rentan, debido a una difícil situación económica por la que atraviesan y donde mantuvieron intacta la habitación de Jessica, con algunas fotografías y dibujos que reflejan su personalidad.

Ahora, la familia concentra sus esfuerzos en el proceso judicial, el primero de febrero vencerá el plazo de 4 meses que se concedió para la investigación y con lo cual el proceso puede seguir en el Poder Judicial.

Pero, para esta madre no habrá nunca justicia, porque nada puede regresarle a su hija.

“Yo creo que para la muerte de mi hija, no hay, no va a haber ninguna pena que sea justa, porque ella murió, no va a haber la pena justa, simplemente es un castigo para la persona que cometió el delito, pero a mi hija jamás se le va a hacer justicia”.

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