En el cuarto de María del Rosario Márquez Mejía, todo permanece intacto, sus pertenencias personales no se han movido del lugar donde las dejó el 4 de noviembre del 2019.
Esa tarde la joven avisó que iba a la panadería y nunca volvió. Su cuerpo fue localizado 24 horas después sobre el tramo Acuitzio del Canje-Umécuaro con 15 lesiones, 3 de arma de fuego.
De acuerdo al parte pericial, murió a causa de los dos disparos que recibió en la cabeza.
A más de un año de su asesinato, aún no hay justicia para Rosario; sigue el proceso judicial, contra Ana Cristina, con quien sostenía una relación sentimental y fue señalada como presunta responsable del feminicidio.
Pero para su familia no hay resignación, su madre Bertha llora su ausencia cada instante desde el día en que perdió la luz de su vida, víctima de la violencia.
“Ahora que fuimos a su tumba nos dimos cuenta que ya no va a regresar, ha sido una larga espera y ya nunca regresó, hoy después de casi un año entendemos que mi hija me la asesinaron y de una manera cruel”.
Al interior del hogar que compartía con su mamá y hermanos en Santiago Undameo, las fotografías de Rosario reflejan a un joven exitosa, cariñosa y alegre, apegada a su familia, que egresó con honores de la Escuela de Enfermería de la Universidad Michoacana.
De mirada dulce, la enfermera dormía en el hogar paterno. Rubén, su papá, padece una discapacidad permanente y requiere atención diaria, que su hija no dudada en proporcionarle.
Ahora, el hombre sufre por su ausencia, sin lograr entender los motivos de quien le quitó la vida.
“Me quitaron media vida”, asegura sentado al interior de su hogar.
De pocas palabras, no duda en hacer una exigencia:
“Que la ley le haga justicia, lo que le corresponda es lo único que pido justicia para ella, hace un año y nada”.
Cristina no era solo alguien especial para su madre, padre y hermanos, su abuela materna Sara, la recuerda con especial cariño, ya que creció prácticamente a su lado.
En su hogar veló el cuerpo de “su nieta consentida”.
“Luego yo creo que no está muerta porque luego siento que está conmigo”, asegura la mujer de 87 años de edad, que desde hace un año se mantiene en cama, ya que sus enfermedades no le permiten prácticamente movilidad.
La audiencia intermedia de este caso se realizó el pasado 28 de octubre. Ese día, en presencia de la madre y hermano, así como amigas de Rosario, el juzgador declaró el auto de apertura del juicio oral, tras conocer y avalar la legalidad de las pruebas documentales, testimoniales y periciales que aportaron defensores y el Ministerio Público.
Las posturas se expondrán de manera oral ante un Tribunal de Enjuiciamiento, pero no se ha fijado fecha.