La Catedral de Morelia fue el escenario de la emotiva ceremonia de Jueves Santo, que encabezó el arzobispo Carlos Garfias Merlos, quien llevó a cabo el tradicional rito del lavatorio de pies, como parte de la Misa de la Cena del Señor que marca el inicio del Triduo Pascual.
Ante una catedral llena de fieles, el arzobispo compartió un mensaje centrado en el amor, el sacrificio y el servicio, valores fundamentales del cristianismo. “El Señor es la muerte y la salvación”, expresó, aludiendo al significado de esta fecha en la que se recuerda la institución de la Eucaristía y el sacerdocio.



Durante su homilía, Garfias Merlos reflexionó sobre la importancia de agradecer a Cristo por su entrega y por dejarnos la herencia de la Iglesia, la Eucaristía y el ministerio sacerdotal. También hizo un llamado a vivir con humildad, fe y compromiso en un mundo marcado por la envidia, la crítica y la indiferencia.
“El lavatorio de pies no es solo un acto simbólico, es una enseñanza viva de amor y servicio. Cristo, con este gesto, nos invita a amar, a servir y a valorar la misión del sacerdote como guía del pueblo de Dios”, señaló.
Como cada año la ceremonia incluyó la escenificación en vivo, que permitió a los asistentes vivir de forma más cercana este momento bíblico recogido en el Evangelio de Juan (13,1-17), en el cual Jesús lava los pies de sus discípulos tras la Última Cena.
La celebración concluyó con un llamado a construir la paz a través del amor y la entrega al prójimo.