Morelia, Michoacán.- Solidaridad y no discriminación, pidió un grupo de migrantes que, de manera atípica para la capital michoacana, montó un campamento a las afueras de los Juzgados Cívicos, con la anuencia de las autoridades municipales.
Unos van hacia Estados Unidos, donde saben que los espera un clima de odio, y, aunque han recibido apoyo de algunos morelianos, también han recibido el rechazo, por ejemplo, cuando han solicitado algún trabajo mientras se regulariza su situación migratoria.



Ante ello, pidieron sensibilidad a la población, y excusaron su paso por estas tierras, al decir que no son delincuentes, que sólo son familias en busca de la prosperidad y la seguridad que no han tenido en Honduras, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Ecuador, sus lugares de origen.
“Sí, pues no somos delincuentes, solo somos personas que queremos superarnos, económicamente y por las familias que tenemos, niños que hemos dejado en otro país también, por necesidad, es necesidad, no es por lujo ni nada, es una necesidad de salir adelante, nada más”, declaró una de las entrevistadas, quien prefirió no dar su nombre y rostro.
Venían en la caravana del “Divino Niño”, que partió de Tapachula hace más de un mes, relató Noe Ramírez.



Les prometieron refugio y un permiso migratorio temporal, pero los engañaron, y, a cambio, les quitaron su dinero, su celular, e incluso hubo partes del trayecto donde les “pusieron un candado como presos”.
Pasaron días sin comer ni tomar agua, atravesaron por la noche carreteras en donde vieron cosas que no quieren recordar, y aunque han llegado hasta Morelia mujeres embarazadas y niños con epilepsia, en el camino han perdido a varios de sus compañeros de viaje.
“Desde que nosotros salimos de Tapachula, salimos como 3 mil 500 personas, de Tapachula a lograr nuestro objetivo de cruzar la frontera de México, pero ya dentro del curso de todo el tiempo que nosotros veníamos caminando se fue destruyendo, se fue destruyendo, en el camino mirábamos muchas cosas que no te lo imaginas, personas en saco, ya nadie podía hacer nada por esas personas”.

Esperan dos autobuses de migrantes en Morelia, a donde les aconsejaron llegar por la respuesta recibida por parte de la Policía de Morelia, mientras están a la espera de que el Instituto Nacional de Migración (INM) les resuelva un permiso temporal.
Entretanto, se han mantenido con la comida y el agua que les han dado los establecimientos vecinos, gestos de esperanza en un camino cuyo destino, aún oscuro, puede ser más alentador que aquel punto de donde partieron.