Morelia, Michoacán.- A ojos de quien la sostuvo durante 38 años, Rafael Romero Martínez, la librería Luz de Morelia es una de las primeras grandes víctimas de la gentrificación producida por el Centro Administrativo Municipal (CAM).
El consenso entre los libreros es que este “ente cultural”, como prefiere llamarlo Rafael, es el segundo acervo independiente y de productos culturales usados más importante del país, fuera de la Ciudad de México.
“Y la ciudad y el estado no se dan cuenta que están perdiendo a la que se consideraba como la segunda librería más importante a nivel federal, a nivel país, fuera de las librerías que están en la Ciudad de México”.
Nació en 1986 al norte del primer cuadro de la ciudad, a una cuadra de la antigua central camionera, que después fue un edificio ocupado por artistas autogestivos y, hoy, los Juzgados Cívicos Municipales y el CAM.
Sus estantes fueron estación obligada para miles de estudiantes, poetas, historiadores, abogados, filósofos, fetichistas, y lectores que, legítimamente, sólo buscaban superación personal o recetas de cocina fácil.
Formados por torres con muy poco espacio entre sí, los pasillos eran garantía de serendipia y vínculo comunitario: tropezar adentro era encontrar, sin saberlo, lo que siempre se había buscado, muchas veces, con tantos garabatos del antiguo dueño que leerlos era casi como discutir con él.
Todo eso está a punto de perderse: tras la muerte del dueño del local, con quien Rafael tenía un acuerdo de palabra, el hijo, ahora dueño por testamento de este espacio ubicado en Eduardo Ruiz 365, lo ha reclamado para sí sin espacio para la negociación.
Después de haber sido zona casi marginal, ahora es lugar de paso de cientos de morelianos que acuden a realizar un trámite en el CAM o los Juzgados, por lo que su rentabilidad se ha multiplicado exponencialmente: “gentrificación”, asegura.
“Se puede…, se entiende, dentro de poco, ¿qué se va a inaugurar aquí adelante?, ¿qué significa?, ¿cuánta gente va a llegar?, va a haber mucho movimiento comercial, después de la central caminera, ¿sí?, ahí donde estaba la antigua central caminadora, va a ser el centro administrativo, el corazón administrativo…”.
Tiene hasta el próximo miércoles para desalojar el espacio y no sabe dónde meter tantos libros. Hasta el momento