La sequía no afectó la producción de ciruela moscatel, conocida como “michoacana”, pero sí la saturación del mercado, por lo que de estar en 25 pesos llegó a bajar hasta a 2 pesos el kilogramo, dio a conocer Liviet Saraí Flores Mondragón, representante de fruticultores de la región alta de Zinapécuaro, el mayor productor del país.
La ingeniera agrónoma explicó que el ciruelo es un árbol muy resistente y que la falta de agua este 2023 no afectó realmente ni la calidad de la fruta ni la cantidad, como tampoco podrían afectarla las lluvias torrenciales que se esperan este 2024.
“El impacto de la sequía no fue un golpe que nos haya afectado, el golpe fuerte fue en noviembre y diciembre, que es cuando los fruticultores empiezan a hacer las labores de poda, y adelantar nuestra fruta: se vienen lluvias intensas, ahí fue donde se vio un poquito mermada la cosecha y la producción de nuestra fruta, ya que ésta sale entre enero, febrero, que son las cosechas de adelanto”.
En todo caso, precisó, lo que se vio afectado fue el comercio, ya las fuertes lluvias de mediados de finales de 2023 impidieron llevar a cabo la cosecha de adelanto, por lo que todo el producto se juntó hacia mayo y junio, que es cuando termina la temporada de fruta fresca del año.
“Entonces, ¿qué pasa en la saturación? En el mercado, como tienen pocos los mercados principales, estamos hablando de la Ciudad de México, Celaya, Guadalajara, Aguascalientes, y algunos otros que la suben hacia Monterrey, las frutas de cosecha natural salen al mismo tiempo que la fruta de adelanto, entonces ¿qué pasó?, se conglomeró el mercado, y entonces ahí sí hubo una baja, porque los mercados estaban bastante saturados”.
En general, refirió Flores Mondragón, entre el 5 y el 10 por ciento de la producción anual de ciruela que no se vende fresca se procesa como almíbares o licores, que llegan a venderse hasta en 300 pesos, pero este año llegó hasta el 50 por ciento, debido a la saturación de mercado referida.
No sé pueden hacer mermeladas, aun en su punto de saturación, añadió, ya que la fruta está muy suave y jugosa, por lo que en todo caso se podrían hacer jugos, pero no ha hay la vinculación suficiente entre los fruticultores y las empresas embotelladoras o comercializadoras.