Plagio académico en México: un llamado urgente a fortalecer la ética educativa

“Quiero enfatizar la importancia de no copiar y pegar la tarea que les he asignado. Hacerlo sería cometer un acto de plagio, y quiero asegurarme de que entiendan que esto es una falta grave a la ética profesional, especialmente cuando se enfrenten a la necesidad de elaborar documentos académicos relevantes en sus respectivas áreas de especialización”.

Esta reflexión la hago a menudo con mis estudiantes, pero, debería ser de suma importancia en las agendas y rutas críticas de cualquier universidad, en lo que respecta a la integridad académica.

La palabra “plagio” tiene sus raíces en el término latino “plagium“, que significa “esclavo“. A lo largo de la historia, el término ha evolucionado y ha adquirido diferentes significados, desde el secuestro de personas en la antigua Roma hasta la copia de textos literarios y el fraude académico en la época contemporánea.

Hoy en día, el término “plagio” se sigue utilizando para describir la acción de copiar o robar ideas, textos, imágenes u otros contenidos sin atribuir la fuente original. El plagio se considera una forma de fraude académico o intelectual y es ampliamente condenado en la mayoría de las instituciones educativas y profesionales en países como Alemania, Australia, Canadá y el Reino Unido, entre otros. Sin embargo, parece ser que en México no se le da la importancia adecuada, o al menos no se aplica correctamente, como es el caso de Yasmín Esquivel Mossa.

Es realmente decepcionante lo que ha sucedido recientemente, el 8 de junio, con respecto al caso de plagio de la todavía ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Jasmín Esquivel Mossa. A través de su cuenta de Twitter (@YasminEsquivel_), ella misma afirmó lo siguiente:

“(…) queda probado en definitiva que soy la única autora de la tesis que me permitió obtener el título de Licenciada en Derecho por la UNAM, hace 36 años”.

No es necesario tener conocimientos especializados en documentoscopía, grafoscopía, análisis lingüístico, hermenéutica y cronología, como han mencionado los abogados de la plagiaria, para darse cuenta del flagrante plagio que cometió, lo que le permitió obtener su título de Licenciada en Derecho.

Yasmín Esquivel Mossa ha cerrado el caso sin presentar pruebas suficientes, lo cual es increíblemente cínico por su parte.

Además, ha sometido a la UNAM a través de una serie de amparos para evitar que se haga público el dictamen del Comité Universitario de Ética sobre el plagio que cometió.

Esto es el resultado de una serie de vacíos en los estatutos, reglamentos y normas de las universidades para estudiantes y tesistas en relación con el plagio.

En mi próxima entrega, compartiré un breve análisis sobre cómo las universidades en Morelia, tanto públicas como privadas, consideran y sancionan el plagio en los documentos que están disponibles públicamente en sus principales sitios web.

Adelanto que el panorama al respecto es poco alentador, ya que hay una diferencia significativa en la forma en que conceptualizan y sancionan el plagio cometido por sus estudiantes.

Todo esto ha trascendido y ha permeado en nuestra sociedad, de manera que el plagio se ha convertido en un tema de conversación cada vez más frecuente en los centros educativos. Sin embargo, todo lo sucedido en el caso de Yasmín Esquivel refleja una enorme impunidad y falta de aplicación de la ley en nuestro país, lo cual es sumamente lamentable.

A pesar de todo, quiero asegurarle, estimado lector, que todavía existen profesores dentro de la academia que tomamos medidas para prevenir el plagio entre nuestros estudiantes, realizando acciones tan simples como revisar detenidamente las tareas, trabajos, tesis y otros documentos académicos.

¡Hasta pronto, estimado lector!”