Personificado por un panadero, Jesucristo caminó por algunas de las calles más populares de Morelia con la cruz a cuestas, como hace más de 2 mil años.

Medio centenar de jóvenes y adultos participaron en la edición número 51 del tradicional Viacrucis en la parroquia El Salvador del Mundo, que arrancó a las 11:30 horas con el juicio en el que es condenado a muerte por Poncio Pilato, junto a dos delincuentes: Dimas y Gestas.
Alfredo Hernández Calderón, un panadero de 40 años, cargó a partir de entonces la cruz de 75 kilógramos y recorrió cerca de 2 kilómetros bajo un inclemente sol.

Con gran fervor, decenas de fieles católicos acompañaron el camino del hombre, que cayó por primera vez sobre la calzada Juárez.

Bajo un inclemente sol, el joven moreliano caminó cerca de 2 kilómetros, rodeado de niños y jóvenes personificados como soldados romanos, quienes no cesaron de golpearlo.
María su madre, fue personificada por Beatriz Adriana Nolasco Tello, una jefa de familia de 42 años de edad y ayudante de dentista, quien fue al encuentro del Jesucristo y le manifestó dolor por su sufrimiento.

El camino siguió por la calle Martín Castrejón, donde encontró a la Verónica, una joven de solo 17 años, que le enjuagó el rostro lleno de sudor y sangre; luego tomó la avenida Cuautla, en la que cayó por segunda ocasión.
En la calle Zamora fue consolado por las mujeres piadosas y cayó por última vez.
La representación de la pasión y muerte de Jesús provocó gran emoción en los católicos, que llamaron a que haya más participación en este tipo de actividades, pero con devoción.

La señora Jovita, aseguró que asiste cada año “para recordar el sacrificio que tuvo Jesús para nosotros”.
Para María, es necesario asistir “rezando, cantando y arrepintiendo de sus pecados”.
“Muy importante, porque volvemos a vivir el momento de Jesús y entra el sentimiento, porque sabe uno lo que él sufrió y lo malo que hemos sido con él
Cerca de las 3:00 de la tarde, el contingente llegó al punto de partida, donde se alzó la cruz en la que Jesús volvió a ser clavado, como hace más de 2 mil años.
Visiblemente agotado, Alfredo Hernández fue bajado de la cruz, tras exhalar sus últimas palabras y entregado a su madre.
El párroco Sergio Arévalo Lagunas, aseguró que el mensaje para la sociedad es el mismo que llevó al sacrificio de Jesucristo, como símbolo del amor que tiene el creador al ser humano que le entregó a su hijo único.
Por ello, llamó a todas y todos a predicar con la palabra y con el amor al prójimo.
“Predicar el evangelio, quiere decir, díganle a todos que Dios los ama, con su actitud, prediquen con su actitud, prediquen con su palabra, prediquen diario y hagan lo que yo le he enseñado, que amen a Dios, que amen al prójimo”.