Bajo la consigna ¡Cayó Diego y vamos por los demás!”, integrantes del Frente Violeta Michoacán, se concentraron en la Antimonumenta de Morelia, para exigir a las autoridades que no queden impunes los casos de feminicidios que se han registrado en el estado.
Con pancartas en mano, niñas, mujeres y hombres que también se sumaron a la causa, alzaron la voz para refrendar su compromiso de seguir luchando para que se les de una condena a los implicados en feminicidios que aún están en libertad o para aquellos que están en proceso.
En entrevista Cristo González Villaseñor, refirió que su lucha no es solamente por su hermana Jessica González Villaseñor y su familia, sino por todas las personas que pasan por una situación similar y que aunado a su dolor, el sistema de justicia hace más complicado el proceso.
“Como siempre lo hemos dicho esta licha no es solamente de nuestra familia sino también de todas las colectivas, esta pena ejemplar que se ganó no es solamente para nosotros, sino también para todas ellas que lucharon tanto tiempo con nosotros”.
Precisó que cuando las familias se encaminan en el proceso de búsqueda de justicia, se enfrentan con leyes que no protegen sino revictimizan.
“Es un sistema que apesta a sangre al igual que todas las instituciones y que al final de cuentas toda esta situación que está pasando, es gracias a su ineptitud y a su poca habilidad de poder hacer su trabajo. Cuando enfrentas todo este proceso de búsqueda de justicia te enfrentas con unas leyes que desafortunadamente no te protegen al contrario te revictimizan”
En medio de gritos, las mujeres feministas, colocaron una piñata con la fotografía de Diego Urik Mañón Melgoza, y a palos la tiraron al piso para al final prenderle fuego bajo la consigna “¡Ya cayó!, en referencia a la condena de 50 años que se le dictaminó este 15 de febrero.
Posteriormente, en memoria de las niñas, adolescente y mujeres a las que se les arrebato la vida, las feministas guardaron un minuto de silencio, acompañado por las luces de los teléfonos móviles.
Así mismo, se tomaron de las manos y rodearon la Antimonumenta y entre cantos, gritos de justicia y algunas lágrimas, pidieron que no se descanse hasta que los feminicidas estén bajo las rejas.
