“El futuro recompensa a los que siguen adelante”
- Barack Obama
La pandemia les ha traído un regalito inesperado a los universitarios próximos a egresar. Estos jóvenes que padecieron el estudio en línea, a través de al menos tres llamados zoomesters, encuentran en su graduación un panorama laboral mucho más amable y atractivo que las generaciones anteriores. Sin embargo, estas oportunidades no son gratuitas ni automáticas, pues traen una demanda muy alta de conocimientos, habilidades y actitudes que desafortunadamente, en muchos casos, fueron mermadas por la propia pandemia.
Pero vayamos por partes. En el mundo, estamos viviendo una escasez de personal sin precedentes. La pandemia nos hizo replantear nuestras prioridades, lo que ha dado pie a la gran renuncia: malos sueldos, líderes desconsiderados, trabajo sin significado y la falta de flexibilidad para lograr un balance de vida[1], son algunos de los factores que han llevado a que los trabajadores estén dejando sus empleos.
Más aún, muchos jóvenes abandonaron sus estudios durante la pandemia, ya sea porque no se acomodaron al sistema en línea o bien, porque en sus familias bajaron los ingresos debido a los despidos masivos que se dieron durante el cierre de actividades económicas, y tuvieron que ponerse a trabajar. El resultado es que el número de egresados se contrajo, habiendo menos mano y mente de obra disponible.
Esta escasez de talento está poniendo en jaque a las empresas, pues está limitando su capacidad de respuesta al mercado, con lo cual, dejan de ser competitivas. Así, la mayor preocupación de las empresas en este momento, es retener a los empleados que ya tiene, y atraer nuevos. Como sucede en la economía, al haber poca oferta, los precios se elevan, lo cual se cumple también en el mercado laboral. Las empresas tienen que replantearse sus esquemas de sueldos y beneficios de los trabajadores para poder retenerlos, pues la piratería de talento es la estrategia que están empleando muchas empresas para llenar sus propias plantillas.
No obstante, ofrecer mayores sueldos no es suficiente, pues como comentábamos unas líneas arriba, las personas nos hemos replanteado prioridades. Si ya pudimos en la pandemia sobrevivir con menores ingresos, es momento de solicitar también mejores climas laborales, mayores oportunidades de desarrollo profesional y trabajos con un significado valioso para nosotros y para la humanidad. Esos son los retos de las empresas para poder hacerse del personal que buscan.
También debemos mantener en el radar, dos respuestas a la falta de personal. La primera será impulsar soluciones tecnológicas que cubran las brechas productivas. Esto por un lado, abre mayor campo a los egresados de carreras vinculadas al desarrollo tecnológico, y a la vez demandará mayores destrezas en el uso de aplicaciones, programas y equipos especializados para el resto de las áreas del conocimiento. La segunda, será un mayor movimiento migratorio, pues la búsqueda de talento no está circunscrita a la oferta local, y países que tradicionalmente trataban de frenar la llegada de inmigrantes, ahora se promocionan para atraer trabajadores, ofreciendo buenas condiciones laborales además de oportunidades educativas para aprender el idioma y la cultura del lugar que los recibe.
Por el lado de la fuerza laboral, es importante tener en cuenta que no solo se trata de que ahora haya mejores perspectivas, sino que las empresas buscarán sacarle el mayor provecho a los cambios salariales y del entorno laboral en que van a tener que invertir. Harán que su dinero cuente, y a cambio, estarán pidiendo mayores y mejores conocimientos, destrezas y actitudes para el trabajo.
Ni empresas ni graduados pueden cerrar los ojos al hueco que causó la pandemia en la educación, tanto en lo académico como en lo socioemocional. Tenemos una cuota por pagar. Las empresas deberán trabajar de manera intensiva en el desarrollo y actualización de habilidades de sus colaboradores, y los profesionistas recién llegados al mercado, deberán asumir un compromiso consigo mismos para aprender y hacer crecer sus habilidades de manera autodidacta, así como trabajarse interiormente en los daños emocionales que la pandemia les pudo haber dejado.
En estos momentos, la balanza favorece a los empleados, especialmente a los recién egresados, y les da amplio poder de negociación, pero también deben recordar que ahora compiten con profesionistas de cualquier lugar del mundo, por lo que su calidad profesional debe alcanzar y superar esa vara.
[1] Según un estudio realizado por McKinsey en 2022
