En México han existido temas y acontecimientos que, aunque sean sucesos pasados, siempre seguirán vigentes, como el caso Ayotzinapa, las muertas de Juárez, entre otros.
Justo el pasado 27 de noviembre de 2022, ocurrió un hecho histórico en nuestro país: el pueblo acompañó a nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, a conmemorar cuatro años de la Cuarta Transformación.
El proceso transformador que estamos viviendo es histórico, una revolución de las conciencias que ha tocado intereses y privilegios. Por eso, la ciudadanía apoya la visión del presidente, esa perspectiva que él mismo describió ese día:
“La política es, entre otras cosas, pensamiento y acción; y aun cuando lo fundamental son los hechos, no deja de importar cómo definir, en el terreno teórico, el modelo de gobierno que estamos aplicando. Mi propuesta sería llamarle humanismo mexicano, porque sí tenemos que buscar un distintivo, humanismo mexicano, no solo por la frase atribuida al literato romano Publio Terencio, de que nada humano nos es ajeno, sino porque, nutriéndose de ideas universales, lo esencial de nuestro proyecto proviene de nuestra grandeza cultural milenaria y de nuestra excepcional y fecunda historia política”.
Consolidemos el legado
Las y los mexicanos necesitamos darle seguimiento a este cambio auténtico, con mira hacia los que menos tienen y poner en el centro a las personas, aquellos que han sido marginados y discriminados; ese es el “Humanismo Mexicano” que ha proclamado el máximo mandatario de la nación.
Es por eso que me tomé el atrevimiento de presentar una iniciativa para que se inscriba con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados, la leyenda “Humanismo Mexicano”, a fin de rendir un homenaje al inicio de una forma distinta de hacer política, cercana y de cara a la ciudadanía.
En ese lienzo, se plasman nombres de héroes, personajes, principios y expresiones significativas para nuestra patria, se trata de un crisol que nos representa y nos da unidad. Por ello, plasmar dicho modelo será un recordatorio permanente para las y los legisladores de que ante todo está la humanidad, las personas, y particularmente la auténtica forma de ser del pueblo de México.
Si algo puedo constatar, es que no he conocido a una sola persona que me haya expresado que fue obligada a participar en esta marcha, o que fue “acarreada”, pues algo que nos caracteriza a las personas que luchamos por este proyecto transformador, es precisamente el criterio propio, más allá de lo que digan los demás.