martes, 30
de abril 2024
14.5 C
Morelia
martes, 30
de abril 2024

NUDOS DE LA VIDA COMÚN. México independiente, pero adolescente

“Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener?” Arturo Graf.

México logró su independencia y con ello, la libertad de autodeterminarse. Más no así ha sucedido con los mexicanos como individuos, pues aún estamos lejos de vivir en un país con la libertad plena para conducir nuestra vida según nuestros mejores anhelos e intereses.

Gracias a la lucha independentista, como nación podemos tomar decisiones sin que estén sometidas a la autoridad de otros países. Sin embargo, esto no anula la natural interdependencia que tenemos las distintas naciones al compartir un espacio y un tiempo.  La soberanía de México es un atributo que nos permite configurarnos como República. Sin embargo, aún estamos en una etapa de adolescencia. Queremos libertad, pero sin la responsabilidad que conlleva y sin la tan necesaria capacidad de autogestionarnos.

Queremos que nadie nos diga cómo proteger nuestros intereses, pero se nos olvida que no somos autónomos y que por ello, hemos hecho acuerdos internacionales para satisfacer nuestras necesidades a cambio de cooperar con otros países para que sacien las propias.

Queremos que nadie haga observaciones sobre la inseguridad interna, pero la escalada del crimen organizado está fuera de control, amenazando la vida de propios y extraños. Peor aún, la violencia se ha expandido fuera de este círculo de delincuencia como modo de vida y se normaliza como una opción para el desfogue de pasiones y conflictos en el ámbito íntimo de las personas.

Queremos tener un modo de vida digno, pero no comprometernos a trabajar por él. Queremos recibir, pero no dar: conseguir una beca, una pensión, una mejora en la comunidad sin corresponder con un esfuerzo. O que nos dejen hacer negocios en paz, sin pagar los debidos impuestos. Queremos un país libre de corrupción, pero también deseamos seguir usando la posición de poder o de privilegio para continuar obteniendo beneficios: desde el desvío de recursos del erario público para fines personales, hasta el no hacer una fila pues tengo conocidos que me la evitan.

Queremos que el partido que nos beneficia sea el que gobierne, pero no estamos dispuestos a expandir nuestras mentes a través de la escucha del otro, recordando que mis derechos terminan donde empiezan los de los demás. Queremos poner nuestras reglas en el juego de la economía y la política, sin estudiar a fondo sus consecuencias y mucho menos, contemplamos la opción de que el otro pueda tener razón. Al menos un poco.

Nuestro país es independiente, pero los mexicanos aún seguimos viviendo con muchos de los males que buscaban ser erradicados con la lucha independentista. Continuamos con prácticas racistas, donde perpetuamos el sesgo a preferir un cliente, una imagen, un servidor público, o incluso una amistad,  por su color de piel o por su origen, despreciando al indígena y al migrante, o asumiendo que son potenciales delincuentes.  La discriminación no solo no se ha combatido, sino que sigue siendo alentada al juzgar y rechazar al que es diferente, en una cultura renovada de la cancelación.

En México, la calidad de vida material, el desarrollo de la personalidad y los talentos, el acceso a la educación, la cultura y la salud, están determinados por el código postal donde le tocó nacer a cada uno, pues las oportunidades de movilidad social son únicamente una anécdota y no una opción disponible para todos. Eso es clasismo.

Como mexicanos y mexicanas, nuestras libertades están constreñidas, y no precisamente por la ley o por el uso de la fuerza contra nosotros – aún -. Los límites de nuestra libertad están en un estado de miedo en la ausencia de un estado de derecho.  Nuestro margen de autodeterminación, e incluso de elección, están delimitados por nuestra ignorancia estructural, donde la calidad de la educación está en una espiral descendente que nos consume y que nos impide romper las cadenas de la marginación, la pobreza y la desigualdad.  Y ya no digamos, en un nivel aún más profundo, las ideas limitantes que existen en nuestra cultura y las heridas personales que todos arrastramos por la vida y que nos cuestan trabajo sanar,  paralizándonos en el momento en que necesitamos tomar acción.  Cuales adolescentes, nos sentamos a esperar que alguien nos rescate de nuestras miserias y se haga responsable de nosotros, a la vez que exigimos que nos dejen hacer lo que mejor nos plazca.

Educar al México adolescente para que transite a la vida adulta empieza con una decisión personal y responsable de crecer nosotros mismos, de madurar de manera voluntaria y trabajar para lograr nuestra autonomía. Todos merecemos ayuda y empatía, que alguien extienda la mano para salir de donde estamos, pero la tarea de escalar, es un camino individual.  Hacer patria hoy, es transformarnos a nosotros mismos, para sumar mejores ciudadanos en bien de nuestra vida común.

Comparte esta publicación:

TE PUEDE INTERESAR

PUBLICACIONES RECIENTES

TENDENCIAS

TENDENCIAS

Desconocido incendia tabiquera en Rancho Seco, Apatzingán

Apatzingán, Mich.- Por razones ignoradas, un desconocido sujeto le prendió fuego a una tabiquera en las inmediaciones de la localidad de Rancho Seco, donde...

TENDENCIAS

Juan Carlos Barragán denuncia que equipo de Torres Piña borró bardas promocionales

El candidato de Morena a diputado local por el distrito 16, Juan Carlos Barragán Vélez, informó que ya fue presentada una denuncia contra el...

TENDENCIAS

Guarderías del IMSS no suspenderán servicio durante el eclipse solar

Para no afectar a los padres de familia que no contarán con día de descanso el próximo lunes 8 de abril, cuando se podrá...