Cerca de las 11:00 horas del 22 de septiembre del 2020, Gregorio N, trabajador del autolavado Elite, ubicado en la calle J. J. Tablada de Morelia, recibió un vehículo Polo Gris, de modelo reciente, de una joven “de tez morena y pelo chino”, que luego sería identificada como Hanna, la mejor amiga de Diego Urik N., vinculado a proceso como presunto responsable del feminicidio de Jessica González Villaseñor.
El empleado del negocio rindió su declaración en la séptima audiencia del juicio oral y a prácticamente un mes de que se cumplan 2 años del asesinato de la joven maestra, que fue localizada sin vida en el fraccionamiento Monarca, donde fue vista por última vez en compañía del joven.
Cuestionado por la Fiscalía, Gregorio expuso que, tras recibir el vehículo, ofreció el “servicio completo” a la joven, que le insistió en poner especial cuidado en el lavado de los asientos.
Hanna, aceptó el ofrecimiento, por lo que durante más de 3 horas, el trabajador retiró los asientos y los plásticos, para lavar de manera minuciosa el automóvil, que ha sido señalado en otras audiencias como el vehículo en el que Diego pasó por Jessica a su casa, ingresó al fraccionamiento donde vivía y del que sacó luego un cuerpo “delgado y con piel pálida”, que abandonó en una zona boscosa, donde fueron localizados los restos sin vida de la joven.
En la sala, se expuso una fotografía a blanco y negro que fue tomada por Gregorio de los asientos traseros del Polo Gris, en el que se aprecia una mancha grande, “de algo sucio que se lavó y dejó la marca”, explicó.
Señaló que imprimió las fotos, ya que al rendir su declaración ante la Fiscalía del estado, le fueron requeridas cuando explicó que había tomado las imágenes para mostrar “el antes y el después” de un vehículo que es limpiado a profundidad.
A pregunta de los 4 defensores particulares de Diego Urik, el empleado del autolavado, relató que la autoridad ministerial nunca le requirió el celular para descargar directamente las imágenes, ni firmó ningún oficio de entrega de las fotografías.
Ante familiares de Jessica y de Diego, explicó que luego de recibir el vehículo, un hombre de 50 años y uno joven, como de 20 años de edad, que en audiencias previas fue ya identificado como el imputado por el feminicidio acudieron al autolavado y le pidieron poner especial atención “en la cajuela”.
También señaló que la propia Hanna regresó y se llevó una bolsa negra de plástico, de la que dijo desconocer el contenido.
Durante más de 2 horas, cuestionamientos y señalamientos de los representantes de la Fiscalía estatal, así como de los defensores particulares se centraron en la mancha que se encontró en el vehículo.
Curiosamente, no hubo una sola referencia a las condiciones en las que se habría encontrado la cajuela, luego de que se ha reiterado con insistencia que era el lugar donde estaba resguardado el cuerpo, cubierto con una manta.
La audiencia se desarrolló entre objeciones, expresiones sarcásticas y señalamientos de los abogados defensores, que llevaron al juez unitario de enjuiciamiento, Ariel Montoya Romero, a sancionarlos en dos ocasiones, la primera con 20 Unidades de Medida y Actualización (UMAS), y la segunda con 50 UMAS, que deberán pagar en un plazo máximo de 3 días.
“Es irreverente y no lo voy a permitir”, señaló el juzgador, tras escuchar por enésima ocasión las afirmaciones burlonas de los defensores.
El colmo llegó cuando uno de ellos expresó “es increíble…”, en alusión a la conducción del juez.
Finalmente, el padrastro de Diego no acudió a la audiencia, por lo que será requerido con la fuerza pública para que asista.
