“Con 2 manos cargó el cuerpo y caminó hacia la zona boscosa”, así describió José Jair N., el momento en el que vio a Diego Urik N., cerca de las 6:30 de la tarde del 21 de septiembre del 2020, en los límites del fraccionamiento Monarca, a unas calles de su vivienda particular.
En audiencia oral del Poder Judicial, Jair se presentó como el mejor amigo del joven imputado como presunto feminicida de Jessica González Villaseñor.
Visiblemente nervioso, denunció ante el juez Ariel Montoya Romero, haber sido amenazado mientras atestiguaba sobre el caso; señaló que desde la primera fila de asistentes, el papá de Diego le había hecho la seña de un arma.
Sin ordenar el desalojo del presunto agresor, el juez informó que se revisará el material gráfico de la sesión para actuar en consecuencia, pero en tanto le notificó su derecho de acudir al Ministerio Público para presentar la denuncia y solicitar algún mecanismo de protección.
La audiencia de este lunes se prolongó por cerca de 4 horas, entre fallas de sonido en la sala, objeciones de los defensores particulares de Diego y la mano dura del juez, quien apercibió a uno de los abogados, luego que le reclamó permitir que “se hagan preguntas ilegales”.
La tensión creció a medida que el testimonio del joven se escuchó en el recinto, ya que se refirió a lo que vivió a junto a Diego, la tarde del día en que Jessica fue asesinada.
Ante la mirada fija del imputado, Jair relató que conocía a Diego desde hace 7 años, conocía a su novia y sabía de su gusto de tener relaciones sexuales con otras mujeres y de llamarlas “zorras”.
El 21 de septiembre del 2020, el joven le habría llamado y le pidió que fuera a su casa junto con otro amigo también llamado Diego S., con quien se vieron primero en otro lugar y quedaron de verse más tarde en el fraccionamiento de Diego Urik, a quien esperaron por algunas horas, hasta que los llamó por teléfono.
Explicó que acordaron encontrarse en una zona boscosa donde solían ir a platicar, fumar y beber; al llegar ahí vieron a Diego junto a su vehículo, con la puerta del conductor y la cajuela abiertas, por lo que le ordenó que solo él se bajara del carro.
Señaló que insistía en preguntarle “¿Eres mi mejor amigo?” y al acercarse observó que en la cajuela había un cuerpo cubierto con una especie de sábana azul, por lo que quedó en shock, aunque no sabía si correspondía a un animal o a una persona.
Jair recuerda que no dijeron nada, “nos quedamos aniquilados”; sin embargo tras unos minutos rechazó ayudar a Diego, quien le pedía ayudarlo a deshacerse del cuerpo. “Le dije que no”, aseguró.
Molesto Diego les pidió irse, pero estaban paralizados; señala que el joven enseguida sacó el cuerpo de la cajuela y comenzó a caminar hacia la zona boscosa”; asegura que solo logró ver los pies, pero con eso se dio cuenta que se trataba de una mujer.
Inicialmente pensó que podía tratarse de la novia de Diego, pero lo descartó al llamarla por celular y asegurarse de que estaba bien. Recuerda que en el coche de Diego había unos zapatos de mujer, así como un hacha.
Relató que más tarde Diego les pidió verse de nuevo, para salir a un Casino, por lo que en su casa vieron una bolsa rosa grande, de la que Diego sacó 2 billetes de 100 pesos que se llevó para apostarlos.
Aseguró que intentó preguntarle a Diego por qué había cometido el crimen y si conocía a la persona, “le dije que porque no había matado un perro y él dijo “pobrecitos perros”.
Jair señaló que luego de esa noche nunca más vio a Diego, pero conoció de la desaparición de Jessica González Villaseñor por los medios de comunicación y decidió acudir a la Fiscalía de Personas Desaparecidas para denunciar “todo lo que pasó”.
Explicó que inicialmente pensó no hacer nada, por el temor que tiene ante “las influencias y poderío” de Diego y su familia.
De hecho, se explicó que su testimonio fue aportado como parte del “criterio de oportunidad” que le ofertó la Fiscalía General del estado (FGE) y que Jair aceptó en busca de tener un beneficio en la indagatoria que se inició en su contra por el delito de encubrimiento por favorecimiento en detrimento de Jessica Villaseñor.
En la audiencia oral, Jair reconoció la sábana con la que vio cubierto el cuerpo de una persona el 21 de septiembre del 2020 en el coche de Diego Urik, también el hacha que se encontraba en el coche del joven; la bolsa rosa de donde el imputado sacó dinero y se deshizo de su contenido, así como del pans, playera y calzado que vestía esa tarde.
Tras este proceso, los elementos se integraron como evidencias materiales a la carpeta de investigación.