Entre decenas de objeciones de los representantes de la Fiscalía estatal y de los defensores particulares del imputado, se desarrolló la tercera audiencia en el juicio oral del feminicidio de Jessica González Villaseñor, que encabezó el juez Ariel Montoya Romero.
La inquietud que genera el caso quedó evidenciada este viernes por la numerosa asistencia de familiares, amigos y medios de comunicación que abarrotó la sala de oralidad, donde todos fueron cambiados de lugar hasta en 2 ocasiones.
La defensa del presunto responsable del crimen, Diego Urik, estuvo a cargo de 4 abogados particulares, mientras igual número de agentes del Ministerio Público, así como dos de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV), representaron a la familia de la víctima.
Con llanto reprimido, Anayanzi, la mejor amiga de la maestra moreliana asesinada en septiembre del 2020, atestiguó en la audiencia, donde recordó que la mamá de la joven, Verónica Villaseñor le llamó el lunes 21, unas horas después de la desaparición de Jessica para preguntarle si sabía de su paradero, ya que había informado que saldría con otras 2 conocidas, pero las jovencitas no estaban enteradas.
Para Anayanzi eso era suficiente para adivinar que su amiga estaba con Diego, segura de que era la única persona por la que se atrevía a mentir a su familia, ya que su prioridad había sido su trabajo como docente.
“Jessica nunca mentía, solo ocultaba información cuando salía con él”, afirmó en repetidas ocasiones a pregunta de la Fiscalía y de los defensores de Diego.
Preocupada, había conseguido esa noche el número celular del joven y se habría comunicado con él en 2 ocasiones; la primera negó haber estado con ella, pero en la segunda, contestó inicialmente que sí la había visto, aunque luego aseguró haberse confundido, lo que generó su preocupación.
Con mirada fija en el imputado, relató que Jessica conoció a Diego en un concierto conocido como “Colors” en marzo el del 2019.
“Nos besamos”, había compartido Jessica en plática con Anayanzi, quien señaló que ella conoció físicamente al joven 3 meses después, cuando lo vieron de lejos en un antro de Morelia; supo que luego Jessica lo vio en agosto y en octubre, cuando la llevaría a una casa de sus abuelitos, pero vieron frustrado su encuentro por un llamado que recibió Diego para jugar fútbol.
Pese a las objeciones e interrupciones de los defensores, la joven relató que ante la molestia de Jessica, Diego le habría proferido una serie de insultos.
“No tienes por qué enojarte, eres mi p…”, había sido la respuesta del ahora imputado, quien luego se refirió en repetidas ocasiones de esa manera hacia Jessica.
Anayanzi, aseguró que en noviembre del 2019 cruzó por primera vez palabra con Diego, al dejar a Jessica en su carro y señalar que si bien la relación entre ambos se había establecido únicamente en el ámbito sexual, era el primer hombre al que la joven la brindaba su confianza e incluso pensaba ya en la posibilidad de que pudieran formalizar.
Detalló que en 2020, la relación se mantuvo pero la joven tenía temor; “al final sí tenía miedo”, recalcó la testigo, al asegurar que le dejaba marcas muy grandes en el cuerpo.
Una semana antes de su desaparición y posterior asesinato, Diego habría insistido vía Whats App, en tener una cita con Jessica, quien se había negado ocupada en preparar sus clases vía zoom debido a la pandemia.
“Él estaba muy insistente de verla, estaba muy molesto en sus mensajes”, afirmó en la sala de juicio oral.
La joven fue cuestionada también por la defensa de Diego Urik, quienes insistieron en cuestionar sobre la posibilidad de que Jessica tuviera otros conocidos con el mismo nombre con los que hubiera establecido una relación similar.
Sin embargo, para Anayanzi, no había otra persona con la que Jessica hubiera establecido una relación similar, mientras que Diego había dejado claro que sólo tenía un interés físico en ella.
La joven asegura que decidió testificar para rendir tributo a quien considera lo mejor que ha tenido en su vida; demandó justicia, segura de que nunca llegará