Actualmente, estamos en el peor momento de la pandemia en cuanto al número de personas que se han contagiado con el virus SARS-CoV-2 en todas sus variantes, donde seguramente, ómicron es la predominante.
Se ha comentado mucho sobre la alta transmisibilidad de esta nueva variante, además de que, provoca un cuadro de síntomas leve, donde muchos se han atrevido a compararla erróneamente con una gripe.
Como ejemplo de lo anterior, el pasado 10 de enero, el propio gobernador de Michoacán, declaró que, la variante ómicron es un “virus diluido”, supongo que lo dijo con el afán de que la población no se alarme y mantenga la calma ante esta cuarta ola de contagios.
Sin embargo, estimado lector debo decirle que, las autoridades sanitarias tanto federales como estatales han minimizado y han subestimado las indicaciones y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante el riesgo que representa la alta transmisibilidad de la variante ómicron.
En los pasados días de este mes de enero, la OMS ha advertido a todos los países sobre los posibles riesgos que representa el contagio de esta variante entre la población.
Por otro lado, la propia OMS ha manifestado que, actualmente con base en la evidencia científica y gracias a la vacunación, el número de personas que han fallecido a causa de la COVID-19 y la baja cifra de hospitalizaciones no es proporcional con el número de nuevos contagios.
Lo anterior no significa que la variante ómicron no pueda ser letal, de hecho, sí lo puede ser, basta con saber que el número de personas que han fallecido a causa de la COVID-19 en las últimas semanas, la mayoría de ellas no estaba vacunada.
Otra consideración muy importante es que, la variante ómicron, al ser altamente transmisible, el riesgo de contagiarnos incrementa de forma considerable, esto hace que el virus pueda tener una mayor probabilidad de mutar, lo cual preocupa en demasía, pues no sabemos qué tipo de variantes nuevas puedan surgir.
Así, la OMS ha invitado a todos los países a retomar las medidas de contención necesarias, como la disminución en la movilidad de personas en espacios públicos y cerrados, el uso del cubrebocas en todo momento y por supuesto, a la aplicación de vacunas contra la COVID-19.
Por último y por todo lo anterior, estimado lector, el pensar, el decir y el declarar que la variante ómicron es un “virus diluido” o que se parece mucho a una gripe, es a todas luces un error.
Me despido de usted, nos vemos en la próxima.