Ante la necedad de regresar a clases de forma presencial por parte de las autoridades educativas a nivel federal y del propio presidente de México, es importante conocer el riesgo sanitario que esto representa.
En esta entrega abordaremos algunos de los aspectos sobresalientes de este polémico tema, comenzando por las medidas de bioseguridad en los espacios educativos, seguido de la evidencia científica que existe sobre la experiencia de otros países una vez que han tomado la peligrosa decisión de regresar a clases presenciales.
Medidas de bioseguridad ante el probable regreso a las aulas.
En primer lugar, hemos escuchado y conocido algunas medidas de bioseguridad generales que se pretenden tomar al momento del probable regreso a clases presenciales, pero, se ha preguntado usted ¿si todas son efectivas?, ¿si deben priorizarse unas más que otras?, a continuación, le mencionaré cuáles son las de mayor peso y cuales son las medidas complementarias.
Las tres medidas y acciones de mayor peso y que sí podrían evitar los contagios entre todas las personas presentes en un plantel educativo, son:
- Guardar la sana distancia, esto es, separación entre una persona y otra por más de 1.5 metros.
- El uso del cubrebocas en todo momento.
- Ventilación de las aulas y espacios comunes.
Por otro lado, el uso de gel antibacterial, la sanitización de los espacios comunes y cerrados, la toma de la temperatura, entre otros, son solo medidas complementarias, pero no las más importantes, pues se ha demostrado que no son eficaces para evitar los contagios de este virus.
Quiero compartirle información científica sobre lo que puede ocurrir una vez que los estudiantes regresen a las aulas y a continuación abordo dos puntos que considero relevantes.
Los niños cursan con una infección por el virus SARS-CoV-2 de forma asintomática.
En un estudio científico realizado en Melbourne, Australia, se documentó que, en una sola escuela, se identificaron a 12 niños entre 3 y 7, años que se contagiaron del virus SARS-CoV-2 al hacer pruebas de PCR de forma rutinaria después del regreso a las clases presenciales con todas las medidas de higiene y bioseguridad (Say, y otros, 2021).
Lo interesante de este estudio (y que coincide con reportes previos sobre la COVID-19 en niños), es que, menos del 8% de ellos presentaron síntomas de la enfermedad, lo cual indica que, de no haber realizado pruebas de PCR de forma constante, muy probablemente no se hubieran detectado, representando un serio problema de salud pública pues pudo haberse convertido en un foco de infección, tanto para el centro educativo como para las personas que viven con los infantes contagiados.
Lo anterior, es muy preocupante, pues, por ejemplo, en nuestro país, al menos no se ha comentado que alguna escuela de cualquier nivel educativo tenga dentro de su plan de acción preventiva, el hacer pruebas de PCR a toda su población estudiantil para detectar todos esos casos los niños que se contagian con este virus y que no presentan síntomas (Lee & Raszka, 2021).
Existe un escaso conocimiento sobre la epidemiología de la COVID-19 en niños.
Hasta este momento, la evidencia científica es poco clara al momento de tomar en consideración todos los aspectos epidemiológicos de esta enfermedad en personas menores de 12 años.
Se ha documentado que la capacidad de contagio de un infante puede ser superior a la de un adulto, debido a su comportamiento y a los hábitos que aún no puede controlar por sí mismo.
Lo anterior, pone en tela de juicio la toma de decisiones por parte de las autoridades educativas, al no considerar estos puntos, enfocándose sólo en los problemas sociales, económicos y por supuesto de salud mental tanto de los niños como de sus padres y/o tutores (Keeling, y otros, 2021).
Para finalizar, quiero expresar que, la situación en la que nos encontramos no ha sido por elección, sino por necesidad.
El permanecer en las clases a distancia, ha evitado una catástrofe inminente mucho mayor a la ya conocida en todo el mundo.
Me preocupa mucho que, el regreso a clases transcurra con un elevado número de contagios asintomáticos de estudiantes que lleven el virus a casa, donde pese a que ya existen adultos mayores vacunados, pueden ser contagiados, poniendo en riesgo su vida, aún más si tienen enfermedades como obesidad, diabetes e hipertensión, por mencionar algunas.
Yo lo invito a que tome una decisión sensata en este probable regreso a las clases presenciales, no olvide que, lo más preciado que tenemos en nuestra vida, es la salud.
Hasta pronto.
Referencias.
Keeling, M., Tildesley, M., Atkins, B., Penman, B., Southall, E., Guyver-Fletcher, G., . . . Dyson, L. (2021). The impact of school reopening on the spread of COVID-19 in England. Philosophical Transactions, 1 – 11.
Lee, B., & Raszka, W. (2021). COVID-19 in Children: Looking Forward, Not Back. Pediatrics, 1 – 6.
Say, D., Crawford, N., McNab, S., Wurzel, D., Steer, A., & Tosif, S. (2021). Post-acute COVID-19 outcomes in children with mild and asymptomatic disease. Lancet, e22 – e23.