Lastimosamente la palabra Fraude es la más escuchada durante un proceso electoral y ha sido la palabra mas recurrente en Morena, desde la pasada elección de su dirigente nacional, hasta llegar a elección del candidatos y candidatas a diversas posiciones de elección popular.
Los contendientes, los derrotados, no están dispuestos a aceptar los resultados. Pero, por qué habrían de estarlo si la cultura política de Morena nace de la alegata de un fraude. Se pueden dar ejemplos, de cómo el discurso del fraude a permeado en las bases de las estructuras de dicho partido, al interior la disputa es mayor.
Hay desde luego antecedentes de la práctica de las encuestas internas como método de selección poco confiable. Recordemos la encuesta por la que se decidió como candidata a la capital a Claudia Sheinbaum por encima de Ricardo Monreal, quien acusó un burdo fraude.
Sobre el propio presidente nacional de Morena Mario Delgado, pesa la figura del fraude, que luego de un supuesto empate técnico con Muñoz Ledo, su contrincante, provocó la división del partido, el diputado acusó fraude en la elección.
Apenas en diciembre del año pasado, Delgado informó que David Monreal sería el coordinador estatal de su partido en Zacatecas, el anunció fue recibido entre gritos de fraude y silbidos.
En Michoacán, para algunos cayó como balde de agua fría el anuncio, pues mientras las encuestadoras a nivel nacional colocaban al Senador Cristóbal Arias, en los primeros lugares de medición al interior de Morena, la dirigencia nacional, tenía otros planes para Michoacán.
Apenas este lunes, en una entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva, el Senador Cristóbal Arias, arremetió contra quienes señaló artífices del fraude, Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy, y les atribuyó encabezar “la mafia política” en Michoacán. Y ya sincerado, los acusó de haber encabezado los peores gobiernos del estado.
Es previsible que, los alfileres que mantienen unido a Morena caerán, dando pie a graves confrontaciones y fracturas. Dicen que para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo. El discurso del fraude es la kriptonita de Morena, pues lo enfrenta cara a cara con su propio fantasma.
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