A 12 años de los atentados terroristas que quitaron la vida a por lo menos 8 personas y dejaron heridas físicas a otras 132 en el centro de Morelia, no se ha identificado al autor o autores materiales o intelectuales del primer atentado terrorista en la historia de México.
De manera inexplicable, al menos de manera formal, los hechos se registraron el 15 de septiembre del 2008 en plena ceremonia del Grito de Independencia, que encabezó el ex gobernador Leonel Godoy Rangel.
En septiembre de ese año, la entonces Procuraduría General de la República (PGR), presentó a Alfredo Rosas Elicea, Julio César Mondragón Morales y Juan Carlos Castro Galena, como los presuntos culpables de detonar las 2 granadas de fragmentación en la plaza Melchor Ocampo y en la esquina de la avenida Madero con Quintana Roo.
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La dependencia federal los identificó como integrantes del grupo criminal de los Zetas y los exhibió de manera pública; incluso dio a conocer parte del interrogatorio, en el que los detenidos aseguraron que el ataque tenía como objetivo “provocar al gobierno”.
Sentado frente al Ministerio Público, uno de ellos relató que lanzó la granada contra la multitud ahí reunida, por “haber sentido desesperación por deshacerme de ella y no saber a dónde tirarla, sino ya prácticamente me paniqueó que la arrojé y como me dijeron que la tenía que arrojar 11 y tantito”.
Otro, describió que guardó la granada en la bolsa del pantalón desde las 10 de la noche, y señaló que mientras esperaba la hora de lanzarla decidió “ir a comer un hotdog, una hamburguesa”.
Y es que tras recibir una llamada anónima, la PGR informó que los 3 presuntos responsables fueron localizados atados y con evidentes huellas de tortura, en una casa de la población de Antúnez en el municipio de Apatzingán y reportó que de manera voluntaria reconocieron su responsabilidad en los hechos.
Sin embargo, años después, los presuntos implicados solicitaron el amparo de la Justicia Federal y en el desarrollo del proceso quedaron evidenciadas una serie de arbitrariedades que cometieron autoridades judiciales y que llevaron a exhonerarlos de las acusaciones en 2019.
En el expediente -en poder de Post Data-, se argumentó que los indiciados “nunca estuvieron presentes” en la Plaza Melchor Ocampo y para comprobarlo, se presentó el testimonio de 11 testigos que coincidieron en que se encontraban en Lázaro Cárdenas.
