10 mil familias resineras de Michoacán en crisis por COVID-19

Desde el mes de marzo, alrededor de 10 mil familias resineras michoacanas, 4 mil en la región Oriente, 3 mil en la región Centro y unas 3 mil más en la Meseta, se encuentran en condición de vulnerabilidad y en riesgo de pobreza, ante la poca demanda y la desaparición del Seguro Popular.

El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), denunció en rueda de prensa virtual que las familias del Oriente y de la Meseta tienen un ingreso anual cercana a los 50 mil pesos, pero con la pandemia del COVID 19, cumplieron 5 meses sin ingresos, debido a que se redujo la demanda del sector industrial, que usan la resina y sus derivados para la producción de líquidos para limpieza, la pintura y algunos tipos de bebidas.

“Desde el pasado mes de marzo, se redujo considerablemente la demanda de resina por parte de las industrias y desde mediados de abril están prácticamente suspendidas todas las actividades industriales y consecuentemente los recolectores de resinas se han quedado sin ingresos en estos 5 meses, los ingresos que las familias obtiene por la recolección de resina es de alrededor de 50 mil pesos por año”.

El valor de la producción forestal de Michoacán es de alrededor de mil 200 millones de pesos lo que incluye tanto la venta de madera como la de resina, 500 mil metros cúbicos de madera en rollo y 25 mil toneladas de resina al año y con ello, el estado ocupa el primer lugar nacional.

Representantes de familias recolectoras de resina, hicieron un llamado al Gobierno de Michoacán para diseñar un programa emergente a fin de atender a las más de 10 mil familias que representan entre 40 y 50 mil personas que corren el riesgo de pasar de ser pobres a extremadamente pobres e incluso a nivel de pobreza alimentaria.

“Solicitar al gobernador del estado, que nos brinde su apoyo para diseñar y operar un fondo emergente para las familias recolectoras de resina en los siguientes rubros: creando un fondo de créditos para establecer centros de acopio que garanticen la compra de la resina a los productores a un precio justo y que se crean fuentes de empleos, otro sería un subsidio que garantice el accesos a los productos de la canasta básica, y apoyo para diseñar un programa de manejo para la protección y mantenimiento de los bosques”.

Los resineros viven en condiciones de vulnerabilidad, sin seguro de gastos médicos ni otras prestaciones, además de que no fueron tomados en cuenta para recibir beneficios de programas como Sembrando vida o de la Secretaría de Bienestar.