“Las injurias son las razones de los que tienen la culpa”. Jean-Jacques Rousseau. (1712 – 1778). Escritor, filósofo y músico franco-helvético.
En el acto propagandístico con matices de circo mañanero que se desarrolla en Palacio Nacional, el coordinador de Comunicación de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, hizo menudo ridículo a petición de su jefe, Andrés Manuel López Obrador, al dar a conocer un “documento confidencial” llamado “Rescatemos México” promovido por un Bloque Opositor Amplio (BOA).
Semejante documento, del que desconocen origen y autenticidad, se dio a conocer en la que debería ser una tribuna ejemplar donde prevaleciera la información con elementos de veracidad y la rendición de cuentas. Esta vez, se volaron la barda, se trata de un acto que debe llamar la atención de todo mexicano que pretenda que a nuestro país le vaya bien.
Para colmo, desde días pasados el presidente de México insiste en mandar señales dictatoriales y mesiánicas. Parece que realmente cree que él es la razón absoluta y por ello no tiene empacho en pedir que todo mexicano defina si “está por la transformación o se está en contra de la transformación del país”. Vaya posición maniquea de un Ejecutivo Federal que cuenta, todavía, con el apoyo de millones de mexicanos que esperan que realmente haga la diferencia.
Pero no. En lugar de gobernar con honradez y transparencia ejemplar e intentar meter a la cárcel a todos los corruptos de los diversos sectores que ha señalado, opta por las justificaciones, las descalificaciones y los chistoretes.
Esta vez fue más allá. Hizo público un documento del que no tiene constancia de origen y autenticidad, con el que deja ver la paranoia que habita Palacio Nacional. Documento que en caso de ser verídico y se confirmara la existencia del Bloque Opositor Amplio, no tendría absolutamente nada de malo en una democracia. A menos claro, que el presidente y la feligresía que conforma su gabinete, pudieran demostrar que hay desvío de recursos o que se han violentado marcos legales en algún ámbito. Mientras no tengan esos elementos, no tendrían motivos para hacer semejante ridículo en Palacio Nacional. Y no descarte que el autor de “Rescatemos México” integre las filas de Morena.
Lo que es un hecho, es que encontró otra oportunidad, como si le faltaran, para injuriar sin mayores elementos. El colmo, justificó que dio a conocer ese “documento confidencial” del que desconoce su origen y autenticidad, porque su “pecho no es bodega”.
López Obrador debería recordar sus tiempos en la oposición, también generó alianzas y unas muy cuestionadas, por cierto, como las que hoy mantiene y defiende con singular vehemencia… Manuel Bartlet, por citar un ejemplo.
En medio de las emergencias sanitaria y económica que atraviesa el país, resulta lamentable que el Ejecutivo Federal mantenga todo su interés en el proceso electoral del próximo año y claro, en su revocación de mandato. Evidentemente son sus prioridades.
Ya se tardó en percatarse que no es oposición, que ahora tiene la enorme responsabilidad de gobernar México, de procurar su desarrollo, de alcanzar acuerdos con sus opositores para darle viabilidad al país.
Pero no, en lugar de ello, insiste en polarizar, en asumirse como el hombre de la verdad absoluta, el gran liberal que transformará al país pese a todos los conservadores, según su idea simplista y maniquea.
Por lo pronto, la paranoia de Palacio Nacional podría ser una alerta para la oposición, para que de una vez por todas se fortalezca, alcance acuerdos y trabaje para efectivamente hacer contrapeso en la Cámara Federal de Diputados a partir del 2021.
López Obrador cometió graves errores en lo que va de esta semana, veremos si hay oposición y puede sacar alguna ventaja. Mientras tanto, las señales dictatoriales y mesiánicas prevalecen en el ambiente presidencial.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.